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Denim Jacket

MODA SOSTENIBLE POR SARA CAICEDO

Este blog nace por la unión de tres cosas que amo: escribir, el medioambiente y la moda.  

Cuando comencé a comprender que tener mi armario lleno de ropa no era sinónimo de vestirme bien sino de consumismo, promoción a la contaminación del planeta, salarios bajos y pésimas condiciones laborales en distintos países, me di cuenta de que necesitaba un cambio urgente en mi vida y en la medida que lo fui haciendo, conocí la moda sostenible y ahora quiero aplicarla y enseñártela.Acá también encontrarás opinión, lugares y lo que se me pase por la cabeza.

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#Opinión El desahogo de La Rubia Inmoral

  • Foto del escritor: Sara Caicedo
    Sara Caicedo
  • 31 ene 2020
  • 4 Min. de lectura



Pastillas y cheescake de limón fue mi regalo de Navidad.  Desde que comencé a leer las páginas de La Rubia Inmoral noté en el instante la diferencia entre alguien que escribe sin ningún trastorno mental y entre alguien que sí, las letras de eso libro son muy crudas, arrasan sin compasión, te llevan sin pensarlo a la casa en la que creció ella, hasta te imaginas el horrible y cruel llanto de los marranos y las gallinas que aún matan algunas familias colombianas, tradiciones que describe Ana María Cardona (La Rubia Inmoral). 

Pero lo que lo hace aún más cruel es que es una novela basada en su vida, lo que esta ahí es real, no fantasía. Es la historia de una mujer que fue diagnosticada en un comienzo con depresión, luego se convirtió en un trastorno postraumático y con el tiempo le dijeron que era depresión crónica con ataques nervioso y algo de bipolaridad. 

“De niña me despertaba con un vacío tremendo en el espacio que queda entre el estomago y el pecho. Nunca pude tocarlo o nombrárselo al médico de la familia. Tampoco encontré como escribirlo en mi diario, pero sabía que existía (…) Pero el vacío, que dolía y me entristecía, que subía y bajaba, seguía ahí. Nunca fue hambre. Tal vez es el hueco con el que todos nacemos. Tal vez es el pecado original”, La Rubia Inmoral.

El libro es corto, y cuando comencé a leerlo me atrapó tanto que me detuve como en la página 40, pues sabía que ese mismo día me lo acabaría, por lo tanto lo dejé a un lado por un mes, y hoy que lo volví a retomar me lo acabé en media hora, y eso es lo que pasa con las cosas buenas y que te causan intriga, quieres descubrirlas y enterarte de ellas lo más pronto que puedas. 

En cuanto a la historia me sentí identificada en varias etapas, sobre todo en la de colegio, porque aunque ella creció en un colegio de monjas inundado por un patriarcado gigante en los rincones de cada salón, comprendí que por los dos colegios que yo pasé eran iguales que uno de monjas. 

Nos inspeccionaban el uniforme todos los días, maquillarte era sinónimo de rebeldía en su máxima expresión, citaban a tus padres porque descubrían entre tus cosas una baraja de Uno o una cosmetiquera, pero a los niños que desde los 14 años los pillaban vendiendo drogas los dejaban pasar como si nada, pues solo les bastaba con ver a su madre llorar para hacer como si vender o consumir droga fuera igual que maquillarse. 

En las hojas de ese libro se hizo aún más evidente la educación tan hipócrita que hay en Colombia.



Incluso, Ana María revivió esa duda que siempre he tenido de por qué los hombres se sientan con las piernas tan abiertas como si les pusieran multa por cerrarlas, algo que en lo personal me parece repulsivo en algunos casos, sobre todo cuando se les marca el paquete y no dejan nada a la imaginación, y que por cultura uno obligatoriamente tiene que aguantarse ese paisaje. Algo que nosotras tenemos prohibido, pues aunque nos estiremos de par en par nunca se nos notará ni un centímetro del clítoris, sin embargo, es pecado, mal visto y provocador -y lo que más quieran inventarse-, que una mujer se siente con las piernas bien abiertas. 

Ahora que lo pienso ni siquiera tiene sentido, pues en una iglesia es mal visto que cruces las piernas, entonces no sé dónde nos quieren poner o cuál es la angustia tan grande que causa que nos sentemos con las piernas muy abiertas o que las crucemos, nada en esta vida tiene sentido. 

Por otra parte es cruel y duro la parte en la que Ana María comienza hablar de las pastillas, aunque la vida ya pesa un montón y sobrevivir entre la humanidad -que hoy depende de un hilo- es bastante asfixiante, las cosas se ponen peor cuando sabes que si quieres seguir “bien” y de pie, debes incluir en tu día a día la receta de pastillas que te mando un psicólogo, y que días después esas pastillas sean tu as bajo la manga para precisamente no estar más de pie. 

Algo que me tocó muy en el fondo es cuando ella decide dormirse para siempre en la cama de su papá, sobre todo cuando escribe que ese fue un grito que decía: salvameeee!!!

Y ya que vamos por ese camino, para Ana María uno se muere cuando le toca, no cuando uno quiere, eso me pone a pensar en las personas que sí mueren por suicidio, ¿será que sí les tocaba? o ¿simplemente el destino, la vida, una fuerza extraña o un Dios les concedió el permiso de morir ese día y de esa forma?

Sé que La Rubia Inmoral no busca la aprobación de nadie, pero me siento con el descaro de afirmar que me gustó, me sentí identificada en varias partes, me tocó los sentimientos en otras, y me salió una pequeña lagrima al leer que ella le da las gracias a sus seguidoras y las inspira a seguir de pie, después de relatar como las sombras y figuras extrañas le comen la cabeza como ardillas y ella aún sigue de pie. 

Además, me alivió un poco encontrar el por qué del titulo, gracias a Dios no fue por una anécdota irrelevante, las pastillas y el cheesckae de limón sí tienen un por qué.  

Sin embargo, el libro en sí puede ser un alma de doble filo si en algún momento se te ha pasado por la cabeza no seguir más, ya que te puede identificar y hasta inspirar, o todo lo contrario, puede aumentar tus ganas de decir “no más, hasta acá llego”, pero ¿quiénes somos nosotros para decir si matarse es bueno o malo?


Posdata: las fotos que incluye en el libro dan ese toque de nostalgia, alivian y bajan un poco la lectura tan cruda que llevas de la vida de La Rubia Inmoral. 




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